Estudio donde su autora le sigue las huellas a Roberto Bolaño. Más no puede hacer, porque un estudio literario como el presente, no puede ofrecer respuestas definitivas. Si el autor fracasa, el crítico necesariamente también lo hace. Solo puede preguntarse cómo intenta Bolaño reflejar el horror, jamás cómo lo logra. Esta modestia, falsa como todas las modestias, caracteriza el trabajo de Lucía Noriega. Expresa sus hallazgos tentativos en un lenguaje que se respeta a sí mismo. Es un análisis a la altura de la obra analizada. La violencia está omnipresente en la obra de Bolaño. Sus narradores despliegan toda una gama amplia de comportamientos, actos y actitudes violentas que abarcan asesinatos, destrucción del cuerpo, tortura, agresiones verbales y psicológicas. Noriega abarca tales elementos desde una perspectiva estético-crítica para abordar la obra más amplia del escritor chileno: 2666.