El Tiempo Real
Como viaje Dantesco, Mario y Beatriz emprenden un trayecto de reconocimiento personal y colectivo en este Tiempo real, tiempo mismo que se torna irreal; porque esta obra narrada en prosa confirma al lector que alma, cuerpo y mente pueden desvanecerse, si no con violencia, la más de las veces con angustia, lentamente, a través de Matehuala o Real de Catorce, por hoteles o por caminos en curva, que vuelven al mismo tiempo y detienen el tiempo, ese, el irreal. Así, Luis Tovar hace del sentir explosivo, de lo hondamente visceral, sus cimientos narrativos por medio de un solo mes, mayo, dos días y distintas horas, que parecieran experimentarse segundo a segundo.