¿Qué puede decirnos un autor de hace veinticuatro siglos? Cuánto no ha sido dicho a lo largo de ese tiempo que haría superfluo volver a un autor ya desfasado de nuestros problemas y de nuestro mundo. En filosofía ocurre, a diferencia de otras disciplinas, que lo reflexionado tiene un carácter perenne, especialmente en su forma. Es decir, en la estructura con la que se explica la realidad misma. De ahí que por antiguo que sea un autor y su obra siempre tenga algo de relevante para nosotros, un rendimiento a veces más, a veces menos explícito, la expresión misma que lo representa en muchas ocasiones es suficiente para provocar en los lectores de épocas posteriores un afán de asombro, de búsqueda y, quizá en menor medida, la tendencia infinita por la investigación, aquello nombrado por los griegos precisamente como filosofía. Es así que Sánchez Mier abre nuevos panoramas hacia la filosofía aristotélica, teniéndola como base, en efecto, y como nuevo pilar, la actualidad.