La escritura de Fábulas vio en Esopo a uno de sus autores cumbres, en donde variados animales humanizados (liebres, conejos, zorras, tortugas, serpientes, aves, etc.) protagonizan relatos peculiares que conducen a una moraleja.
Al margen de las pesquisas que circundan esta obra clásica griega, uno de los asombros es su itinerario de viaje entre los siglos, continentes y lectores. Las fábulas esópicas atraviesan los siglos y la naturaleza cotidiana de sus historias, además de legitimar su carácter clásico. Una obra planetaria, si bien traduce sensiblemente el mundo griego antiguo, sus historias traspasan del gentilicio a lo humano sin nacionalidad. [...] (extracto del prólogo a la presente edición)