El lector que se aproxime a estas páginas encontrará en ellas un viaje personal, íntimo e iniciático a bordo de un autobús hacia un rumbo concreto, aunque difuso al mismo tiempo, cuyo trayecto se torna odiseaco, pero actualizado en paisajes que Antonio Tamez configura para, lejos de enfrentarse a monstruos mitológicos, hacer frente a sitios como Querétaro, Tijuana, Ciudad de México, Chicago y Corea —un Corea que, curiosamente, nada tiene que ver con el país asiático—, redescubiertos por medio de sus más puras esencias, emanadas de sus carreteras, sus cafés, barrios y librerías. Todo eran historias. Cuadernos de viaje se asienta en el propósito de hacer de la obra literaria de viaje un género actual, transformando a Ítaca en Querétaro, en tanto puntos de partida y final de un trayecto imposible de dimensionar.