Jesús María es un pueblo con ínfulas de ciudad y tiene a su pequeño Odiseo para reafirmarlo. Julio Olalde realiza un viaje en busca de leyendas o de recuerdos en los que la riqueza se esconde, y escuchando el canto de las sirenas se traza un destino a manera de tragedia griega. En Aletear de sábanas nos encontramos, entre sus resquicios, ecos, polvo y desolación al estilo de Juan Rulfo, donde las voces de los personajes y las de los pueblos conforman la totalidad de la obra, con escenas y diálogos casi cinematográficos que bien podrían reflejar cualquier terruño en algún lugar cualquiera de México.